2012-12-22 Orígenes Navideños: Como Nació El Pesebre
El tradicional pesebre de navidad, que representa el lugar de nacimiento del Niño Jesús, ocurrido en un establo de Belén, es una costumbre íntimamente ligada al sentimiento religioso de los pueblos, que fuera iniciada por San Francisco.
Luego del regreso de un viaje realizado por el Santo de Asís a Tierra Santa, en una gruta próxima al pueblo montañés de Greccio (Italia), en la noche del 24 de diciembre de 1223 preparó la primera reproducción del nacimiento que se conoce. De allí nació la costumbre de realizar el pesebre para esa fecha, que posteriormente se difundió por todo el mundo.
En América la costumbre fue traída por los jesuitas y franciscanos que llegaron con los conquistadores españoles, considerándose como los pioneros, en tal sentido al padre Francisco Sánchez Solano, que más tarde fuera canonizado como San Francisco Solano. En nuestra provincia de Ctes, tan ligada a la epopeya de los jesuitas, los pesebres llegaron a ser algo infaltable en todos los hogares, pudientes y pobres. Incluso nuestros artesanos, quienes realizan distintos tipos de tallados, transformándose en una profesión casi nuestra, han llegado a tallar hermosas imágenes del Niño y la sagrada familia. El pesebre no tiene el sentido artístico que algunos pretenden asignarle. Tiene en cambio el valor de una fe, de lo que cada familia desea ofrecer al Niño que acaba de nacer para salvar al hombre. Así como en cada región del mundo el pesebre es caracterizado con lo que sus habitantes pueden ofrecerle, como las ofrendas que simbolizan los presentes de los Reyes Magos.
Así el pesebre de cada hogar, contiene la ofrenda que esa familia desea o puede ofrecerle al Niño Jesús. Allí está la fe y la devoción, que acaso tiene el inmenso testimonio que cada familia ofrece al hijo de Dios.
Consideramos que sobre todos los prejuicios y conceptos equivocados que proliferan, representar un pesebre en el hogar, en esta época, significa, además, de mantener el sentimiento religioso cristiano, contribuir a mantener viva una costumbre, que en nuestra provincia, está íntimamente ligada a nuestras más puras tradiciones.