2010-01-08 Rescatando Lo Nuestro: Breve Reseña Histórica Del Gaucho Gil
“Mercedes, la hija noble y tierna del Pay Ubre, la india de estupenda belleza morotí, nacida entre los castos ropones de la fronda con sangre de españoles y sangre guaraní”
En el centro de la provincia de Corrientes se encuentra la ciudad de Mercedes, y a 8km, sobre la ruta 123, está el lugar donde se venera la Cruz de Antonio Gil; desde lejos se ven flamear las tradicionales banderas y cintas rojas, como dando la bienvenida a todos los fieles que lo visitan cada 8 de enero.
Ese día hacen su arribo miles de peregrinos desde varios puntos del país y países limítrofes, para pedir al gaucho que interceda ante Dios, cumpliendo una promesa, como así también centenares de colectivos, automóviles, motos, bicicletas, montados a caballos; la forma de llegar no importa…la cuestión es llegar.
Se puede ver a centenares de personas caminando por las banquinas, desafiando y soportando el calor abrasador de enero, porque así prometieron pagar los favores recibidos, nada es obstáculo para llegar y encender una vela, dejar una cinta o una bandera, siempre de color rojo, nunca falta algún promesero personificado con las vestimentas alusivas, como salido de la leyenda del Gaucho Antonio Gil.
Distinguir cuánto existe de historia y de leyenda en lo referente a este hombre y al lugar de su muerte, es todavía tarea prácticamente imposible. Las versiones existentes y conocidas tienen puntos de coincidencias en algunos aspectos y en otros difieren totalmente, no obstante pueden hacerse algunas precisiones. Por ejemplo, discrepan en cuanto a quien fue: si un gaucho paisano, o un peón rural oriundo del pay-ubre (antiguo nombre de Mercedes y su Departamento), perseguido por sus ideas políticas o por resistirse a la autoridad, lo cual lo lleva a convertirse en un “alzado” que robaba para vivir. Consecuentemente forma una “banda” y con el producto de sus tropelías ayuda a los necesitados, protegido por el paisanaje del lugar.
Según contaba doña Anabel Miraflores que su madre Estrella Díaz de Miraflores, una rica estanciera, tuvo amoríos con Antonio Gil, y a la vez era pretendida por el comisario del pago. Esta situación, más el odio que le tenían los hermanos de la estanciera, hizo que Gil huyera de las tierras del pay ubre alistándose en la guerra del Paraguay.
Existen versiones de ser un soldado desertor, por lo tanto fue penado por ello. Pudo haber sido muerto en épocas de Joaquín Madariaga, lo que vendría a situarnos hipotéticamente entre 1843 y la década siguiente aproximadamente, fueron épocas de los encuentros militares de Ñaembé, El Tabaco, o Ifrán, algunos investigadores dicen que estos hechos ocurrieron entre los años 1871, 1872 o 1878, esto es prácticamente dos o tres décadas más tarde.
Estas serían las contradicciones más evidentes, en cambio las coincidencias son totales en lo que respecta al lugar, el día y la forma de su muerte: rumbo a Goya, sorprendido por una partida policial donde el camino se bifurca hacia la zona de Pay ubre, un 8 de enero es sorprendido y capturado junto a sus compañeros, el mestizo Ramiro Pardo y el criollo Francisco Goncalvez, quienes de inmediato fueron reducidos a tiros de trabuco, en tanto el Gil fue detenido para ser trasladado a Goya. A pesar del pedido del Coronel Velázquez de que no lo maten, a 8km de Mercedes fue colgado de los pies desde un algarrobo para ser degollado, lo hicieron de esta forma, supuestamente para evitar los poderes hipnóticos que tenía y para que no influyera el Payé de San La Muerte que tenía colgado en el cuello, en forma de amuleto.
Al gaucho Antonio Gil rodea una creencia que llega a lo mítico: se comentaba que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, que su espíritu libre y cristiano no le permitía pelear contra sus semejantes. Culpado de traidor, o cobarde, muere como mártir condenado injustamente, en una forma absurda pero común para la época. Según se dice, el gaucho expresó al sargento que lo mataría:- “no me mates que la orden de mi perdón está en camino”, el sargento contesto:- “igual no te vas a salvar”. El gaucho replico: -“no, si yo sé que lo mismo me vas a degollar. Pero te digo más, cuando llegues a Mercedes, junto con la orden de mi perdón te van a dar la noticia de que tu hijo se está muriendo de mala enfermedad y como vos vas a derramar sangre de un inocente, invócame para que yo interceda ante Dios y cure a tu hijo.
Al llegar el Sargento a su casa comprueba que lo dicho por Gil es verdad, es así que invoca al gauchito y al otro día se produce el Milagro, su hijo se sana y así comienza la devoción popular, con distintos tipos de pedidos y promesas, por la salud, el trabajo o el sueño acariciado.
El mismo verdugo tuvo que regresar al lugar de la ejecución y poner una cruz de espinillo (algunos dicen que fue de ñandubay) en agradecimiento por haber salvado la vida de su hijo, transformándose en el primer milagro del Gauchito Antonio Gil. Así la gente comenzó a visitar el lugar, encendiendo velas, depositando una cinta roja o algún tipo de ofrenda.
Años después el dueño del campo de apellido Speroni, al ver el peligro que significaban las velas encendidas en su campo, hizo trasladar la tumba al cementerio la Merced….pero al poco tiempo, este señor cayó muy enfermo con un mal que derivó en locura; los médicos no pudieron diagnosticar la enfermedad que tenía pero en un momento de lucidez, prometió que si el gauchito lo sacaba de la cruel y desconocida enfermedad, le haría un monumento fúnebre……milagrosamente se curó, mandando luego a construir un pequeño santuario de piedra…de allí en más fueron varios los milagros del gaucho y su culto se expandió por gran parte del territorio argentino y el extranjero.
Don José Antonio Ansola, da su versión en el libro Che Patrón de que el cuerpo de Antonio Gil está sepultado en el cementerio, lo que regresaron fue la Cruz al lugar de su muerte, todo esto se realizó por pedido del Sr. Speroni, cumpliendo así su promesa y donando el terreno para que la gente lo visitara tranquilamente, manifestando su devoción.
La realidad de la actualidad es la adhesión cada vez mayor que tiene en su santuario, donde está la cruz que señala el lugar de la muerte de Antonio Gil, allí están los testimonios que pueden servir como una primera aproximación al fenómeno socio-cultural que la cruz de Antonio Gil representa, y no puede ser soslayado: placas por doquier, ofrendas, donaciones de todo tipo, construcciones para brindar un poco de comodidad etc. las tradicionales banderas y cintas rojas que depositan día a día sus promeseros, colores que fueron de sus ideas políticas en aquellos tiempos, pero antes también fueron celestes, amarillas o verdes.
Junto a todo esto se destaca el aporte folclórico propio de nuestra idiosincrasia: la bailanta, el asado, el sapucái, la bebida, el canto y la alegría, la oración al gaucho o del Rosario coreado a viva voz.
Quien haya presenciado un 8 de enero en la cruz de Antonio Gil, especialmente en los últimos años, no olvidará jamás esas vivencias que pueden hallarse en menor medida un día cualquiera, especialmente los días domingos, está claro que estas visitas son muchos más tranquilas, sin las excesivas ramificaciones mercantilistas que tienden a desteñir, lamentablemente, el verdadero sentido de la conmemoración principal.
Al aproximarse el 8 de enero, unos días antes, comienzan los preparativos para la tradicional peregrinación desde la Iglesia Parroquial al santuario del Gaucho. La misma es encabezada por los jinetes con sus vestimentas tradicionales, transportando la cruz de la peregrinación esta el santuario.
Llega a tanto la trascendencia de esa Cruz junto al camino, semejante a tantísimas otras, en diversos lugares y en otros senderos, pero absolutamente diferente a todas, que ello motivó una Carta Pastoral del Obispo de la Diócesis de Goya (a la que pertenece Mercedes), Monseñor Luis Stockler, fechada el 3 de mayo de 1992. En ella el prelado se dirige a los católicos para “hablarles de un fenómeno de características religiosas que se ha originado hace mucho tiempo en nuestra región y que me obliga a aclarar la posición de la Iglesia. Me refiero a la popular devoción de las cruz Gil, en recuerdo del así llamado Gaucho Gil.
Sin entrar en la investigación de los hechos históricos que rodean a Antonio Gil, y sin juzgar su persona, debo explicarles las enseñanzas de la Iglesia que ha de velar por la verdadera religión…
La fe y la cultura deben encontrarse. “Porque la fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no enteramente pensada, no fielmente vivida”. Pero también toda cultura” es un producto del hombre, elevada y perfeccionada”. Estas afirmaciones de Juan Pablo II, deben guiarnos en la práctica sana de la religiosidad popular.
En la carta pastoral citada, Monseñor Stockler dice: “La purificación de las costumbres alrededor de la cruz Gil dependerá en gran parte de ustedes, y con esto el bien o el mal que pueda salir de él.
El 8 de enero del 2005 por primera vez, la Iglesia decide asistir al santuario de Antonio Gil, con la presencia del Obispo de la diócesis de Goya Oscar Faifer, acompañado por el padre Julián Zini y demás religiosos, aclarando que su visita al predio “no es para canonizar al Gauchito Gil”. Simplemente para oficiar una misa y pedir por su eterno descanso. La gente en general vio con agrado la presencia de los religiosos quienes pidieron su bendición. El Obispo luego de visitar la gruta del gauchito se dirigió hasta el escenario central donde durante todo el día y la noche desfilan los conjuntos musicales, y dirigió su palabra a los presentes, en un momento pidió a los que se encontraban en la pista de baile que “levanten las imágenes para bendecirlas”, pudiéndose ver a centenares de promeseros que lo hacían como queriendo llegar hasta el Gaucho en el cielo.
El Centro Recreativo Devotos Cruz Gil, responsable de la organización en cada 8 de enero, recibe y da la bienvenida a todos los promeseros que llegan desde distintos lugares a rendir su devoción, esperando con gran expectativa este año 2010.