Los chicos siempre son un show aparte, porque cautivan por su espontaneidad, su forma de bailar, su inconsciencia y su inocencia que emociona y enternece. En un ámbito muy competitivo, donde prevalecen los intereses personales y las mezquindades son moneda corriente, donde solo interesa ganar y a veces no importa cómo, los integrantes de Itapucucitos, purajheicitos y Villita sobresalen por encima de las especulaciones, de la peleas, de las controversias.
Por eso los niños son lo más puro que tienen estos carnavales mercedeños que quieren volver a ocupar el lugar que alguna vez tuvieron en la consideración de toda la región, que se proponen renacer, con muchas dificultades y enormes desafíos por delante.
Hay que cuidar a los chicos y darle el valor que se merecen, apoyarlos y acompañarlos, inculcándoles que el carnaval por encima de todo, es para divertirse, gane quien gane.