2017-05-05 El Padre Lucho Dejó Una Obra Imperecedera Y Llena De Futuro
Este viernes 5 de mayo nos levantamos con la tristísima noticia del fallecimiento del Padre “Lucho” Adis, sacerdote de nuestra Parroquia por más de 25 años, y ex Vicario General de la Diócesis de Goya. Para nuestra generación, la de los que rondamos los 40 y pico de años, fue una figura adusta, de gran influencia sobre todo en nuestra formación cristiana adolescente, más aún los que fueron scouts del Grupo 119 Nstra. Sra. De las Mercedes, integrantes de la Misión Rural Parroquial o que frecuentaban los pasillos de la Iglesia los domingos de Misa, a principios de la década del 90. A todos por algún motivo, a veces feliz, otras no tanto, su personalidad nos marcó de un modo indeleble. Fue un gran organizador y motivador, planteó los cambios que la pastoral necesitaba y los trazó con gran energía y convicción, soñaba con la integración de las Comunidades Eclesiales De Base, como lo había inculcado Monseñor Devoto, quien lo ordenó Sacerdote, el 18 de julio de 1969, y a eso dedicó gran parte de su vida.
Sus directrices y pensamientos echaron raíces en la sociedad, y aunque se lo criticaba de no salir mucho a la calle, de no recorrer los barrios, de llamarse a silencio todos los miércoles, su día de descanso, fue un referente espiritual de mucha envergadura en la Diócesis. Es cierto, era testarudo, metódico, implacable, y a veces intolerante, pero ¿quién no lo es? Lo valioso estaba en su intimidad, y en su corazón afable, afectuoso a su manera, su tenacidad, y sus pequeñas alegrías… Boca, su perro “Cambá”, compañero inseparable y temible, su cigarrillo y esa sonrisa, entrañable y llena de interrogantes con que te abordaba al recibirte cada mañana en el pasillo de la secretaría parroquial.
“Adiós Lucho, a todos nos quedaron conversaciones pendientes con vos, preguntas que hacerte, que uno deja para algún día que nunca llega, desacuerdos que arreglar, heridas que enmendar, proyectos que jamás se concretaron. Tu OBRA estuvo a la altura de tus ideales, fue difícil, hubo obstáculos, incrédulos, aduladores, criticones y heresiarcas, pero también tuvo sus recompensas, y otros la continuarán con el mismo ahínco, como sucede con los transformadores, los líderes, los que señalan el camino por donde la sociedad puede renacer”.